Trisha Stavinoha finishing a race

Cuando fui GI Jane, las letras “GI” parecían referirse a problemas gastrointestinales

El entrenamiento militar de ejercicio desencadenó un síndrome de intestino irritable grave y me arrestaron por eso

Tal como se relató a Erica Rimlinger 

Algunas mujeres ni siquiera considerarían hablar sobre sus problemas gastrointestinales (GI) ni con sus amigas más cercanas, peor con sus empleadores. A pesar de que nunca me consideré una persona que pudiese avergonzarse fácilmente, aun así no me emocionaba el hecho de discutir sobre los detalles de un caso grave de malestar GI que experimenté frente a una corte del ejército. 

Enfrente esta corte después de que tuve el horror de ser arrestada por defecar en público. Me llevaron de la escena del incidente con esposas. 

En ese momento, me sentí muy avergonzada, pero ahora ya no me avergüenza de hablar sobre mi síndrome de intestino irritable o SII. Es algo demasiado común para que justifique la vergüenza de cualquier mujer, incluyéndome a mí. 

En ese momento no lo sabía, pero las mujeres pueden desarrollar síntomas de SII después de algún cambio del tipo e intensidad de una rutina de ejercicio. Antes de unirse a las fuerzas armadas, cuando tenía 22 años, nunca había experimentado ningún problema digestivo. Había estudiado para convertirme en una nutricionista y me uní al ejército debido a una oportunidad de una pasantía pagada. 

No corría regularmente antes de unirse a las fuerzas armadas. Era activa de otras formas, incluyendo el baile, pero nunca había entrenado al nivel del ejército. Uno de los objetivos del entrenamiento físico militar es cambiar tu cuerpo y a veces esto sucede de formas inesperadas. En mi caso, el inicio del entrenamiento intenso desencadenó un SII inducido por ejercicio

Noté por primera vez el problema durante carreras grupales que probablemente solo eran de tres o cuatro millas, pero parecían mucho más largas para reclutas nuevos como yo. Después de unos minutos de empezar a correr, tuve una sensación de que debía detenerme para ir al baño. No sabía qué hacer, a quién avisar, cómo hacerlo o cómo manejarlo. Soportaba el malestar y luego corría rápidamente a encontrar algo de privacidad. El factor tiempo era vital. 

Tenía que encontrar una solución lo más pronto posible. Así que dejé de comer antes de correr. Eso no fue útil. De hecho, eso probablemente contribuyó con la deshidratación, lo cual puede empeorar el SII inducido por ejercicio. Puesto que soy una nutricionista, busqué posibles causas en mi dieta. La comida del ejército no era gourmet, pero el tipo de alimentos que comía nunca me había molestado. No existía una dieta bien establecida para el SII y no sabía que tenía esa condición de todas formas. Solo sabía que a las 5 A.M. tendría que correr sin importar si mi sistema digestivo estaba de acuerdo o no. 

Una vez que el entrenamiento básico de oficiales terminó, podía correr sola. Esto hizo que manejar mis problemas digestivos fuera mucho más fácil. Podía planificar carreras cortas o simplemente corría al baño más cercano si eso era necesario. Un sábado en la mañana, estaba lavando la ropa durante mi turno y usaba el tiempo de inactividad para correr. En medio de una carrera, la sensación de urgencia me golpeó como si hubiera sido un ladrillo. Corrí detrás del árbol más cercano para tener algo de privacidad. Pero me vieron y me reportaron a las autoridades. 

Arrestada, con esposas y sonrojada me llevaron a la estación de la policía militar y me acusaron de exposición indecente, defecación pública y conducta inapropiada de un oficial. Se cancelaron los cargos cuando expliqué cuán enferma estaba. Me dijeron que obtenga un diagnóstico para prevenir situaciones como esta en el futuro, así que finalmente acudí a un doctor, quien me diagnosticó y me indicó cómo encontrar ayuda. 

Eventualmente identifiqué qué alimentos desencadenaban mi SII y cuales lo empeoraban. Me tomó algo de tiempo identificar comidas ideales antes de correr. Carbohidratos complejos eran buenos para mí e identifiqué que tomar glutamina era útil. El SII de cada persona es único y los alimentos que desencadenan la condición son diferentes para todos. En mi caso, evitar ciertos alimentos, beber suficiente agua y programar mi ejercicio jugó un papel en mi recuperación. 

Algunas mujeres siempre pueden comer lo que quieren antes de correr. No soy una de ellas y no lo supe hasta que me uní al ejército y empecé a correr realmente. Irónicamente, a pesar de que los entrenamientos para correr fueron un desafío para mi sistema digestivo, descubrí que era buena para esta actividad, y a pesar de que esto inició mis síntomas de SII, lo disfruto. Entrené mi sistema digestivo para tolerar el ejercicio tan bien que logré calificar y participé en el equipo de campo traviesa de todo el ejército como una de las mujeres más rápidas del ejército. 

Pude haberme rendido, pero me alegra haber tenido las fuerzas suficientes para salir adelante. Desde esta difícil introducción a las carreras, he corrido varias maratones, semi – maratones, carreras de diez millas del ejército y más de 100 triatlones. Todavía tengo algunos problemas GI cada cierto tiempo, ¿quién no?, pero he aprendido cómo obtener energía para esos eventos largos por lo cual estos incidentes son infrecuentes. 

Esta experiencia me enseñó que somos los defensores número uno de nuestros cuerpos y que incluso si el problema parecía ser vergonzoso al inicio, comunicar lo que me sucedía fue la única forma de obtener la ayuda que necesitaba. Espero que otras mujeres descubran, tal como lo hice yo, que no están solas. Como lo dije antes: El SII es muy frecuente. Si quieres una prueba, solo mira a la fila de la letrina antes de cada carrera. 

Este recurso se preparó con el apoyo de los fundadores de Ready, Healthy and Able. 

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