Woman in military uniform on the war. In doctor's consultation, depressed and having problems with mental health
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Para las mujeres de las fuerzas armadas, el dolor pélvico puede ser una indicación de preocupaciones más importantes

Tratar de obtener tratamiento puede ser un primer paso hacia la recuperación

Katie* ingresó a la infantería de marina con una condición física óptima. Ella era una atleta universitaria de la 1ª división de remo en equipo y participó en el entrenamiento de oficiales militares y pasó las PT [pruebas físicas] fácilmente. Pero aproximadamente 10 años después de haber ingresado a las fuerzas armadas, su embarazo hizo que su suelo pélvico se dañe, el cual nunca sanó completamente. Sus esfuerzos para retomar el entrenamiento físico y para volver a cumplir con los estándares de peso de la infantería de marina en los primeros seis meses después del parto pusieron más estrés a su cuerpo. Finalmente, la lesión de su suelo pélvico causó dolores crónicos de espalda y de cadera, limitando su capacidad para participar en algunas actividades físicas y forzándola a buscar un equipo de proveedores médicos para manejar el dolor. 

“Tu cuerpo entra en este ciclo completo en el cual sientes dolor constante, pero [piensas que] quizás son solo nervios que hacen que te quedes atrapada en este círculo vicioso”, dijo Katie. “Causado por no recibir tratamiento para el dolor durante muchísimo tiempo”. 

Aunque aproximadamente el 30% de veteranas de las fuerzas armadas reportan experimentar dolor pélvico crónico, el doble de la tasa general para mujeres civiles de edad reproductiva, no existe ningún aspecto de despliegues de combate o de entrenamientos militares que causen directamente dolor pélvico ni las condiciones uterinas subyacentes, dijo Shea O’Neill, M.D., una especialista ginecóloga obstetra que trabaja en el centro médico naval de San Diego. En vez de eso, dijo, estos eventos pueden causar estrés y traumas que, a su vez, provocan una reacción física. 

Mira: Reducir el dolor pélvico de mujeres de las fuerzas armadas >> 

“Los despliegues militares son difíciles, al igual que la guerra. Participar en combate es difícil”, dijo la Dra. O’Neill. “Cualquier tipo de trama se reflejará en tu salud menstrual”. 

Trabajo investigativo 

En su cargo, la Dra. O’Neill ve casi todas las mujeres y miembros de las fuerzas armadas que tenían asignación femenina cuando nacieron (AFAB, por sus siglas en inglés) que tratan de obtener tratamiento y que reportan tener dolor pélvico en el centro médico. Su trabajo, dice, requiere que investigue. Para encontrar la fuente del dolor, debe hacer preguntas acerca de los antecedentes de sus pacientes y encontrar conexiones entre sus síntomas, no solo en relación con traumas recientes, sino que también con eventos pasados no resueltos que podrían impedir que sus pacientes sanen o se recuperen. Por ejemplo, las conversaciones con las pacientes podrían empezar con charlas sobre un acontecimiento traumático reciente, tal como agresiones sexuales, pero podría revelarse un trauma anterior no procesado, tal como la muerte de un padre en la infancia, al cual pueden atribuirse los síntomas físicos iniciales. 

Eso sucede porque el trauma y su correspondiente estrés tienen una relación estrecha con muchos tipos de dolor pélvico, dijo la Dra. O’Neill. De la misma forma en que se entiende que otros trastornos corporales, tales como dolor crónico de la parte inferior de la espalda, reflujo gástrico y rechinar los dientes durante la noche, que son reacciones al estrés, dolor pélvico continuo sin una causa clara es posiblemente también causado por estrés.

“La tensión de la mujer se refleja en su pelvis”, dijo la Dra. O’Neill. “Si tienes períodos menstruales abundantes y dolorosos, eso significa que algo está mal. Si tienes dolor pélvico, eso significa que algo está mal”. 

Obstáculos para obtener tratamiento y las diferencias relacionadas con el dolor 

Un obstáculo importante para recibir el diagnóstico y tratamiento es la falta de comprensión de la relación entre el dolor y el trauma, y la realidad de que el dolor pélvico de cualquier tipo, incluyendo el dolor durante y después de relaciones sexuales, no es normal, dijo la Dr. O’Neill. Dijo que muchos miembros AFAB de las fuerzas armadas que tratan de obtener tratamiento para dolor pélvico en instalaciones médicas militares tales como en la que ella trabaja está tratando de abordar problemas de larga duración que podrían haberse originado incluso antes de que hayan ingresado a las fuerzas armadas. Miembros de las fuerzas armadas tienen mucho más posibilidades de haber experimentado acontecimientos traumáticos en la infancia que los civiles y las mujeres de las fuerzas armadas tienen más probabilidades de reportar estas experiencias adversas durante la infancia que sus colegas hombres. 

Las mujeres también se enfrentan a  “diferencias relacionadas con el dolor”: Tienen menos posibilidades de recibir diagnósticos y tratamientos de dolor agudo y crónico. Aunque el sistema médico militar todavía tiene deficiencias en lo que se refiere al suministro de atención adecuada y flexible a mujeres y a personas AFAB que trabajan en las fuerzas armadas, la Dra. O’Neill mencionó que el servicio militar podría ser la primera vez que algunas mujeres tienen acceso a atención médica en forma regular. 

No todos los trastornos pélvicos y uterinos son iguales. Por ejemplo, la amenorrea o la ausencia de períodos menstruales normales puede originarse por ejercicio excesivo. Este es un riesgo particular para miembros AFAB de las fuerzas armadas durante entrenamientos físicos militares intensos o cuando una persona tiene mucho o muy poco peso. Por otro lado, la menorragia o sangrado menstrual abundante que dura más de siete días, tiene más probabilidades de originarse por algún trauma, dijo la Dra. O’Neill. Aunque la mayoría de casos de metrorragia pueden asociarse a desequilibrios hormonales y pueden tratarse mediante la prescripción de píldoras anticonceptivas, la Dra. O’Neill dijo que el trastorno también puede indicar una alteración del ciclo menstrual inducida por el estrés. 

Los fibromas uterinos, protuberancias no cancerosas en el útero, frecuentemente no requieren tratamiento a menos que hayan brotes y causen dolor y sangrado abundante. Se ha asociado el estrés que causa niveles hormonales cada vez más altos  con el desarrollo de fibromas. 

Relaciones entre el trauma sexual y el dolor crónico 

Aunque el dolor pélvico puede ser una reacción física a una variedad de factores estresantes físicos y emocionales, también se asocia frecuentemente a traumas sexuales militares (MST, por sus siglas en inglés). Datos del departamento de asuntos de veteranos (VA, por sus siglas en inglés) muestra que veteranas que han experimentado MST, trauma por combate o  trastornos de estrés postraumático (TEPT) tienen hasta tres veces más posibilidades de vivir con dolor pélvico crónico que veteranas que no los han experimentado. Según el VA, 1 de cada 3 veteranas reportan que tienen MST, lo cual eleva el riesgo de desarrollar TEPT y otros síntomas causados por el estrés. 

Conoce las señales: Síntomas de TEPT 

  • Angustia, agitación o nerviosismo
  • Tendencia a minimizar los síntomas
  • No querer comprometerse a atención médica continua y tendencia a cancelar citas médicas
  • Silencio o retraimiento extremo durante las citas médicas
  • Llanto sin una causa clara 

Incluso en casos en los cuales el MST implica un trauma físico, la Dra. O’Neill dijo que el tratamiento adecuado para sobrevivientes, incluyendo hablar con proveedores médicos que les creen y que validan sus experiencias, puede reducir las probabilidades de que experimenten dolor físico crónico como resultado. En su experiencia, la Dra. O’Neill dijo, las mujeres que desarrollan síntomas de TEPT tienen más posibilidades de desarrollar dolor pélvico crónico también, aún más evidencia de la relación estrecha entre el estrés psicológico y síntomas físicos. 

Lo más importante que los proveedores médicos pueden hacer es creer a mujeres que reportan agresiones sexuales y brindarles la oportunidad de procesar el trauma en un entorno en el que se sientan seguras, en vez de forzarlas a suprimir el trauma y dejar que empeore. También es importante referirlas a servicios de la salud mental como parte del plan de tratamiento. 

“El trauma sexual militar se convierte en un problema enorme cuando alguien lo reporta y no le creen y no atienden el problema”, dijo. 

Katie dijo que ahora da consejos parecidos a personas AFAB de las fuerzas armadas en lo que se refiere a todo dolor pélvico: Trata de obtener ayuda y no te detengas hasta que recibas las soluciones de atención que necesitas. 

*Katie no es su nombre real.

Este recurso educativo se preparó con el apoyo de Sumitomo Pharma.

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