Casi 360,000 miembros de servicio activo recibieron diagnósticos de infecciones de transmisión sexual (ITS) desde 2013 hasta 2021 y más de una tercera parte fueron mujeres, a pesar de que las mujeres son menos del 20% de las personas que integran las fuerzas armadas de EE.UU.
Algunos estudios han demostrado que los índices de ITS del personal militar son hasta siete veces mayores que los de la población general.
Las mujeres de las fuerzas armadas de EE.UU. reciben diagnósticos de ITS con mayores índices que la población general y que sus contrapartes masculinas.
Entre 2019 y 2021, las mujeres de las fuerzas armadas recibieron diagnósticos de clamidia tres veces más que los soldados hombres; gonorrea 1.4 veces más; herpes genital, cuatro veces más; y VPH, nueve veces más, según los datos publicados por la división de seguimiento de la salud de las fuerzas armadas del departamento de defensa (DoD, por sus siglas en inglés).
Pero en ese mismo lapso, los índices de diagnóstico de cuatro de las cinco ITS más frecuentes (clamidia, gonorrea, herpes y el virus del papiloma humano [VPH]) disminuyeron ligeramente para las mujeres militares, según el informe del DoD.
Este es un paso en la dirección correcta para proteger la salud y la fertilidad de las mujeres y de personas con biología femenina de las fuerzas armadas y eso garantiza que el ejército pueda seguir facilitando la seguridad nacional.
“Si [un miembro de las fuerzas armadas] no recibe tratamiento para una ITS, eso definitivamente afecta la disponibilidad y eso es especialmente cierto para las mujeres. Afecta nuestra fertilidad. Afecta nuestra salud mental y cómo nos sentimos. Sí [soldados] no están listos para avanzar y el resto de su unidad lo está haciendo, eso es un problema”, dijo Ada Stewart, M.D., una médica familiar y coronel de las reservas del ejército de EE.UU.
Motivos detrás de los altos índices de ITS en el ejército
La cantidad de ITS diagnosticadas en el ejército de EE.UU. ha fluctuado en la última década, pero en general ha aumentado, tal como sucede a nivel nacional.
Podría ser fácil vincular los altos índices de ITS al hecho de que en comparación con la población civil, los miembros jóvenes de las fuerzas armadas son más propensos a participar en comportamientos de alto riesgo, tales como tener relaciones sexuales con varias parejas, no usar preservativos y un consumo excesivo de alcohol. De hecho, en una encuesta de miembros de servicio activo del DoD de 2018, casi el 35% de los encuestados dijeron que habían tenido relaciones sexuales con una nueva pareja sin usar un preservativo, casi el doble de lo que se reportó en 2011.
Pero factores adicionales pueden ser importantes en lo que se refiere a los altos índices de diagnósticos de ITS entre los miembros de las fuerzas armadas con biología femenina. Según la coronel Stewart, las mujeres podrían recibir más diagnósticos porque tienen más examinaciones médicas en forma regular.
“Piénsalo, las mujeres tienen papanicolaus obligatorios y examinaciones anuales que los hombres no tienen”, dijo la coronel Stewart.
La teniente Karli Woollens, un especialista de medicina familiar del comando de capacitación y disponibilidad médica de la fuerza naval en Bremerton, Washington, estuvo de acuerdo.
“Tienen más posibilidades de tener examinaciones y, por lo tanto, de recibir diagnósticos de ITS debido a programas recomendados de examinaciones para todas las mujeres jóvenes asintomáticas y sexualmente activas”, dijo la teniente Woollens en una publicación de prensa.
Diferencias con la población general
En las fuerzas armadas de EE.UU., la clamidia es el ITS que se diagnostica más frecuentemente, que se observa más que las otras cuatro ITS más frecuentes, gonorrea, sífilis, herpes y el VPH combinados, según el informe del DoD. Pero la clamidia no es el ITS más frecuente en los EE.UU. en general. El VPH lo es.
Aunque el VPH es la infección más frecuente, sus índices han disminuido, incluso para el personal militar de EE.UU., principalmente porque se aprobó una vacuna para su uso en mujeres en 2016 y en hombres en 2010.
Según el informe, los soldados no hispanos de raza negra y los miembros del servicio que no están casados reciben diagnósticos de VPH con índices más altos que otros miembros.
Los miembros más jóvenes de las fuerzas armadas, especialmente reclutas de menor rango, recibieron diagnósticos con mayores índices que todos los otros rangos desde 2013 a 2021 para cuatro de las cinco infecciones, clamidia, gonorrea, sífilis y herpes, y los oficiales de bajo rango tuvieron los índices más altos de diagnósticos de VPH.
Los altos índices de ITS indican la necesidad de educación y prevención, dijo la coronel Stewart.
Educación y prevención
Las personas jóvenes que se unen a las fuerzas armadas de EE.UU. tienen índices altos de ITS incluso antes de ingresar al ejército. Esto puede deberse a ciertos factores que vienen con mayores riesgos de ITS, tales como menores edades, la educación secundaria en comparación con la superior, vivir en ciertas áreas con índices altos de ITS e incluso ciertas razas son frecuentes en los reclutas militares. Pero el ejército proporciona oportunidades para examinaciones médicas, aunque éstas son diferentes para cada género. Las mujeres reciben examinaciones anuales de gonorrea y clamidia, mientras que los hombres solo reciben examinaciones del VIH.
Tener estándares consistentes de examinaciones, pruebas, tratamientos e informes podría reducir las ITS. Y enfocarse en las examinaciones para ambos géneros, hombres y mujeres, puede ser útil para reducir el estigma asociado con tratar de obtener atención médica para enfermedades de transmisión sexual, dijo la coronel Stewart.
“La discriminación es un temor real. Hay un estigma de que los comandantes y los superiores lo descubran y las mujeres de las fuerzas armadas no desean que las saquen de una misión porque tienen algún problema”, dijo la coronel Stewart.
“Vemos [desigualdades de atención] en las fuerzas armadas, no solo en lo que se refiere a jerarquías, oficiales versus reclutas, pero también racialmente. La mayoría se atribuye más o menos a prejuicios implícitos, inclinaciones inconscientes que una persona podría tener, y diferencias culturales. Debemos abordar la educación y asegurarnos de que haya una fuerza laboral más diversa en el ejército y en las posiciones médicas militares”.
El personal militar viene de una gran gama de orígenes y culturas, indicó la coronel Stewart y lo que se acepta para algunas edades, etnias y grupos religiosos podría no ser la norma para otros. ¿Debería ser obligatoria la educación sexual para todos los reclutas y candidatos a oficiales? La coronel Stewart dijo que los servicios frecuentemente se ven limitados en lo que se refiere a cuánta educación pueden proporcionar, debido a las restricciones y a los discursos políticos.
Ella cree, sin embargo, que las mujeres militares deben recibir educación para saber que tienen poder en lo que se refiere a sus cuerpos.
“Debemos asegurarnos de que las mujeres puedan empoderarse y de negociar el uso de preservativos con sus parejas masculinas”, dijo la coronel Stewart.
Según la coronel Stewart, la educación y la capacitación deben hacerse a nivel nacional, incluso fuera de las fuerzas armadas.
“Debe haber más educación; debemos reconocer los prejuicios y tener conocimiento cultural”.