Aunque era algo raro, la inflamación que Anna Walker notó en un dedo en 2021 no le alarmó. Pero unos meses después, este síntoma inexplicable se propagó a ambos brazos, lo cual dificultaba incluso amarrar sus zapatos.
Walker, una capitán del ejército, trató de obtener atención médica a través del sistema médico militar, en el cual los proveedores médicos ofrecieron soluciones a corto plazo tales como compresas frías y enyesar su brazo más fuerte, pero no emitieron ningún diagnóstico. Un poco después, Walker empezó a tener otros síntomas tales como fatiga, sarpullidos raros y fuegos que hicieron que sea difícil comer. También disminuyó de peso y cada vez tenía más estrés y frustración.
Cuando Walker empezó a toser sangre, fue a una sala de emergencias. Fue entonces cuando finalmente obtuvo respuestas.
A Walker le diagnosticaron lupus, un trastorno autoinmunitario por el cual el sistema inmunológico del cuerpo ataca células y tejidos saludables, causando inflamación y, a veces, lesiones de órganos y sistemas corporales. No hay una cura.
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Aunque el lupus finalmente terminó con la carrera militar de Walker, ella comparte su historia para que otras personas tengan más información que la que ella tuvo, particularmente personas que deseen continuar con su servicio activo.
“Pienso que necesitaba mucha ayuda relacionada con cómo vivir y trabajar para las fuerzas armadas con lupus, pero en esa época, no había suficiente información”, dijo Walker.
Las mujeres militares tienen mayores tasas de lupus
Según el sistema de supervisión médica del departamento de defensa, 1127 miembros de servicio activo recibieron diagnósticos del tipo más frecuente de lupus, el lupus eritematoso sistémico, entre 2000 y 2022. Esa cifra se mantuvo relativamente consistente a lo largo de ese período de 23 años, alcanzando su punto máximo en 2009. Las mujeres de las fuerzas armadas fueron mucho más propensas a recibir diagnósticos de lupus, alcanzando una proporción de casi 7 de cada 10 casos. La tasa también fue mayor para mujeres de raza negra e hispanas.
Esto es un reflejo de la población en general, dijo Anca Askanase, M.D., fundadora y directora clínica de Lupus Center y directora de ensayos clínicos reumatológicos de Irving Medical Center de la Universidad de Columbia.
“El lupus afecta a nueve mujeres por cada hombre, al igual que la mayoría de trastornos autoinmunitarios. Afecta a mujeres durante sus años reproductivos, [alcanzando] su punto máximo entre los 15 y 45 años”, dijo Askanase. “La incidencia y la gravedad de la enfermedad son mayores en personas con ascendencia afroamericana, [personas] hispanas y asiáticas. Las razones detrás de estas disparidades no se entienden claramente. Lo preocupante es que podrían estar relacionadas con desigualdades financieras y racismo sistémico. Hay mucho interés en entender de mejor forma la raíz del problema”.
Puesto que no hay ninguna prueba de sangre que pueda diagnosticar lupus en forma precisa, los diagnósticos a menudo no se obtienen rápidamente, dijo Askanase. “Es la naturaleza del lupus lo que dificulta su diagnóstico. A veces los doctores no pueden detectar lo que nunca han visto. A veces hay brotes y resulta obvio. A veces la enfermedad está [inactiva]”.
¿Puedes seguir trabajando en las fuerzas armadas con lupus?
Uno de los desencadenantes más frecuentes de los brotes es el estrés y la vida militar tiene su propio grupo de factores estresantes únicos, incluyendo la separación de familiares y amigos, mudanzas frecuentes, alteraciones del sueño e incluso traumas de combate.
En el ejército, Walker tenía un trabajo a tiempo completo en el área financiera. También tenía que pasar días entrenando bajo el calor del sol. Recordó un día en un polígono cuando trataba de obtener elegibilidad para un arma específica. Sus manos estaban tan hinchadas que no pudo manejar el rifle apropiadamente. Cada vez que disparaba, los retrocesos de los disparos hacían que el arma golpee su rostro, el cual también se hinchó.
Cuando Walker decidió ir a la sala de emergencias, tenía dificultades para respirar. Los doctores descubrieron que sus pulmones habían empezado a llenarse de sangre. Pasó días intubada en la UCI y más de un mes en el hospital. Cuando le dieron de alta, fue a la unidad de recuperación de soldados de Fort Carson, Colorado, para enfocarse en sanar mientras que ella y las fuerzas armadas investigaban si ella tenía un estado físico apto para regresar al servicio activo.
Aprendió lo más que pudo acerca del lupus y descubrió que su servicio militar la había expuesto a algunos de los desencadenantes más frecuentes de brotes, específicamente la exposición al estrés y al sol.
“Tuve que tomar la decisión más difícil de mi vida. No puede cristalizar mi sueño de trabajar 20 años en las fuerzas armadas tal como lo hizo mi padre”, dijo Walker.
Después de cinco años de servicio activo, le dieron de baja por razones médicas el 12 de mayo de 2024, y encontró rápidamente un trabajo para las fuerzas armadas como analista presupuestaria en Fort Carson.
“Mi vida ahora es mucho más tranquila”, dijo Walker, quien ahora maneja su lupus con medicamentos y evitando desencadenantes comunes.
Cuando a su hermana mayor, una enfermera del ejército, le diagnosticaron recientemente lupus, Walker pudo compartir con ella todo lo que aprendió. La hermana de Walker sigue en servicio activo, lo cual prueba que el lupus no tiene que acabar con tu vida militar, dijo.
“Si disfrutas trabajar en las fuerzas armadas y puedes controlar el lupus, entonces, ¿qué te detiene?” dijo Walker. “Si algo te hace feliz, identifícalo y trata de obtenerlo”.
Askanase, quien se ha especializado en lupus por más de 15 años, ofreció el mismo consejo. “Pienso que las personas no deberían tener que renunciar a una profesión solo porque les diagnosticaron lupus”, dijo. “Es posible que personas con todo tipo de capacidades puedan proporcionar valor agregado mientras siguen siendo productivas”.
Manejo de lupus durante el servicio activo
Hay pasos que personas que viven con lupus que están en servicio activo pueden tomar para manejar sus síntomas:
- Usa protector solar y ropa protectora durante entrenamientos y misiones al aire libre
- Implementa una dieta saludable, con muchas frutas y vegetales
- Agrega suplementos de vitamina D y vegetales en polvo cuando no puedas controlar tu dieta
- Descansa adecuadamente, lo más posible
- Incorpora ejercicios de bajo impacto tales como la natación, el ciclismo y el yoga en tu vida cotidiana
Es especialmente importante que las personas que viven con lupus “mantengan sus cuerpos en la mejor forma posible para lidiar con el estrés adicional causado por ese trastorno”, dijo Askanase. Además, “aconsejamos a pacientes que siempre estén pendientes de sus vacunas”.
Vacunas que no contienen virus activos son seguras para personas con lupus, pero vacunas que contienen virus activos generalmente no se recomiendan. Estas incluyen la vacuna de spray nasal para la gripe y vacunas para la varicela, el zóster, el sarampión, la rubéola, las paperas (SRP); y la vacuna del virus activo de la tifoidea. Siempre consulta con tu proveedor de atención médica qué tiene sentido que uses.
Finalmente, es importante que las personas que viven con lupus tengan un sistema de apoyo, dijo Askanase. “Se necesita una comunidad, es decir, los doctores, así como el apoyo de familiares y amigos”.
Este recurso educativo se preparó con el apoyo de AstraZeneca.