Stethoscope lies on the uniform of a US soldier
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La calidad de la atención médica para las mujeres en el sistema médico militar de EE.UU. es un asunto de seguridad nacional

Los prejuicios de género y los desafíos de tratar a mujeres con condiciones médicas relacionadas con la vida militar constituyen un riesgo para la capacidad de retención de las fuerzas armadas

En 2012, Nicole Malachowski estaba en la cúspide de su carrera profesional: una comandante de un escuadrón de aviones de combate F-15 E con experiencia en el campo de batalla que fue la primera mujer asignada a los Thunderbirds, el escuadrón de demostración aérea de las fuerzas armadas.

Pero aunque lideraba su unidad en Carolina del Norte, Malachowski se sentía enferma con síntomas de fatiga, problemas para concentrarse, dolores musculares y afecciones de las articulaciones, tan severos, que decidió dejar de volar.

Aunque tenía acceso inmediato a un doctor de cabecera y a especialistas a través del sistema médico del Departamento de defensa (DOD, por sus siglas en inglés), le tomó 1525 días recibir un diagnóstico de Lyme del Hospital general de Massachusetts, que no pertenece al sistema de salud militar.

“Visité una cantidad innumerable de doctores militares. Después de tres años de síntomas horribles, visité a un doctor de las fuerzas navales quien después de verme por cinco minutos me diagnosticó con fibromialgia”, dijo la comandante Malachowski. “Dijo, ‘ha sido una mujer con alto desempeño durante mucho tiempo en una área profesional en la cual predominan los hombres. Talvez su cuerpo le está indicando que es hora de retirarse”.

El DOD administra un sistema médico de $56 mil millones lo cual incluye 51 centros médicos, cientos de clínicas y un sistema privado de atención. Proporciona servicios a 9,4 millones de beneficiarios, incluyendo tropas activas, sus familiares y militares jubilados.

Casi 230 000 mujeres trabajan en las fuerzas armadas de EE.UU., lo cual representa el 17% de los militares activos, y miles más son esposas e hijas de miembros del servicio militar. Pero el sistema todavía tiene dificultades para proporcionar atención médica en una forma adecuada a las mujeres, especialmente a las que son miembros de las tropas.

La situación es potencialmente un asunto de seguridad nacional, según Ginger Miller, fundadora y directora ejecutiva de la Women Veterans Interactive Foundation, una organización diseñada para empoderar a mujeres después de sus vidas militares.

“Las mujeres militares necesitan otros tipos de tratamiento porque tienen diferentes tipos de problemas. No puedes simplemente recetar un par de píldoras de ibuprofeno y decirles siéntate”, dijo Ginger.

Defectos de la atención médica militar

Un análisis que el Defense Women’s Health Research Program [Programa de investigación de la salud de mujeres de las fuerzas armadas] realizó en 1994 determinó que las mujeres militares deben lidiar con carencias de la atención médica en áreas tales como lesiones musculoesqueléticas, salud ginecológica y “riesgos reproductivos”, que se definen como circunstancias o exposiciones que podrían dificultar la capacidad de embarazarse. En 2015, 21 años después, otro análisis del DOD identificó los mismos problemas y agregó obstáculos anticonceptivos y servicios de salud mental a la lista de defectos.

El número de mujeres militares ha aumentado en las últimas dos décadas, y en las guerras de Irak y Afganistán, las mujeres ocupaban el 10% de posiciones de las fuerzas desplegadas. Las mujeres representan más de un cuarto de los estudiantes de academias de servicios militares.

Los miembros de la junta de salud de las fuerzas de defensa dicen que aunque se han implementado mejoras, a través de la creación de la Defense Health Agency’s Women and Infant Clinical Community [Comunidad clínica de mujeres y niños de la agencia de salud de las fuerzas armadas] y del Women’s Health Research Interest Group [Grupo de interés de investigación de la salud de la mujer], se debe realizar más trabajo.

“Un método integrado a nivel organizacional para la salud de la mujer es esencial para la preparación militar de las mujeres de las fuerzas armadas”, indicaron los miembros en una presentación de abril de 2019.

La Government Accountability Office [Oficina de responsabilidad gubernamental] (GAO) reportó en mayo de 2020 que la posibilidad de que mujeres abandonen las fuerzas armadas por cualquier motivo era un 28% más alta que la de los hombres. Según la GAO, algunas de las razones por las cuales las mujeres abandonan las fuerzas militares incluyen agresiones sexuales y planificación familiar, y que además se ven afectadas por el acceso a servicios de fertilidad, y permisos y atención por maternidad.

Ginger indicó que, aunque las violaciones o agresiones sexuales son crímenes traumáticos que requieren una respuesta de aplicación de la ley diligente, también demandan respuestas de buena calidad para la atención de la salud mental y física.

“No escuchamos historias en las cuales mujeres abandonan las fuerzas armadas porque tienen problemas de salud, muchas de ellas lo hacen debido a traumas sexuales militares y a trastornos de estrés postraumático [TEPT] porque dichas mujeres sienten que no están recibiendo el apoyo que necesitan en las fuerzas armadas”, dijo Ginger.

Preocupaciones de retención de las fuerzas armadas

Puesto que el ejército, la fuerza naval, la fuerza aérea y la infantería se enfrentan a desafíos de contratación de personal y a problemas de retención, el garantizar que todos los miembros de los servicios militares tengan acceso a la atención médica y a los beneficios que les prometieron es extremadamente importante, dijo la comandante Malachowski.

“Esto es un problema importante relacionado con la retención, no solo para los miembros del servicio, sino que también para las familias de los militares. El acceso a la atención ha sido un problema constante en mi historia, retrasos de la atención hicieron que tenga una discapacidad crónica y permanente”, dijo.

El sistema de salud militar se enfrenta a los mismos problemas de prejuicios raciales y de género que existen en el sistema de salud estadounidense, indicó Ginger. Una encuesta realizada en agosto por la National Public Radio [Radio pública nacional], la Robert Wood Johnson Foundation y Harvard T.H. Chan School of Public Health [Facultad T.H. Chan de salud pública de Harvard] determinó que dos de cada 10 encuestados tuvieron dificultades para acceder a servicios durante la pandemia. Y una cantidad incluso mayor de encuestados de raza negra, cuatro de cada 10, reportaron que se enfrentaron a dificultades para acceder a atención para enfermedades graves.

La encuesta indicó que la mayoría de personas que tenían problemas para obtener atención tenían seguro médico. Esto señala compulsivamente que una falta de seguro no fue el obstáculo principal y que la raza y la etnicidad jugaron un papel importante. Esto concuerda con el hecho de que el 15% de encuestados de raza negra y el 14% de encuestados latinos dijeron que tuvieron problemas para obtener atención, sufrieron faltas de respeto o fueron rechazados debido a su raza o etnicidad.

Ginger indicó que observó prejuicios parecidos en contra de miembros femeninos del servicio y de minorías cuando trabajaba en la fuerza naval años atrás y que lo escucha actualmente de miembros activos.

“Es real”, dijo Ginger. “Las mujeres son iguales. Necesitamos el mismo nivel de atención médica”.

Los desafíos médicos a los que se enfrentan las mujeres de las fuerzas armadas

Las mujeres de las fuerzas armadas tienen necesidades médicas complejas a las que frecuentemente las mujeres de la fuerza laboral civil no tienen que enfrentarse. Por ejemplo, lesiones musculoesqueléticas debido a trabajo físico o a equipos mal ajustados, infecciones urinarias (UTI, por sus siglas en inglés) crónicas cuando se encuentran en lugares en los cuales ir al baño es difícil, falta de acceso a métodos anticonceptivos y problemas para concebir por estar lejos de su pareja o exposición a condiciones o contaminantes en el campo de batalla.

La salud mental también es una preocupación importante. Aunque el DOD [Departamento de defensa] ha tratado de reducir el estigma de obtener atención psicológica, las tropas todavía dudan en hacerlo, dijo Ginger.

“Muchas mujeres militares pueden no desear indicar que tienen algunos de estos problemas porque tienen miedo de que las juzguen y, por otro lado, las fuerzas armadas hacen sentir a sus miembros que deben aguantar esas condiciones. Pero los sistemas [de las mujeres] simplemente no están diseñados para aguantar esas condiciones”, dijo Ginger refiriéndose al impacto del despliegue militar en los sistemas genitourinarios de las mujeres, los cuales pueden infectarse fácilmente como resultado de las condiciones de los campos de batalla y por deshidratación, así como por los efectos del entrenamiento, de equipos mal ajustados y de equipos pesados en los sistemas musculoesqueléticos.

Un estudio de 2022 de Rand Corp., un grupo de expertos de Washington, D.C. , determinó que cuando se comparan los resultados médicos entre hombres y mujeres, las desigualdades eran principalmente el resultado de discriminación de género, así como de acoso y agresión sexual.

Si se resuelven esos problemas, las fuerzas militares de EE.UU. serían más saludables y estarían en mejor estado físico y más preparadas. La comandante Malachowski estuvo de acuerdo: “La medicina de las fuerzas militares es idónea para proporcionar servicios médicos en el campo de batalla, pero es nula en lo que se refiere a enfermedades complejas, crónicas o misteriosas. Las regulaciones de hecho tienen procesos y procedimientos para ayudar a los pacientes a obtener atención especializada o a tener acceso a centros que no pertenecen al sistema médico. Pero debe haber una concientización educacional de eso.

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Kathy Beasley Ph.D., FACHE CAPT, USN (Ret.) is a retired Navy Captain who had a 30-year career serving in the Navy Nurse Corps. Upon retirement from military service, she worked for a decade at the Military Officers Association of America, where she advocated for military members, their families and veterans on a range of healthcare issues at the national level.

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